miércoles, junio 12

Me resisto.

No quiero escribir porque al hacerlo me sumerjo en un pozo de pensamientos que no me permito adentrar, no ahora, ¿por qué? porque reconozco estar (no ser) muy débil como para superarlo. La realidad es la siguiente: cuando terminaba de escribir me sentía liberada, relajada, con 10 kilos menos, de angustia, de pánico, de nervios, bajaba de peso, y hablo del peso sentimental que te genera no poder más con vos misma y con tu vida; pero en el lapso de tiempo que me tomaba hacerlo, sufría, me enfrentaba constantemente a la tristeza, al odio, al rencor, a la angustia, a los fantasmas del ayer, todo para intentar explicar cómo me sentía, y a fin de cuentas nunca logré expresarme como quería, mi transparencia nunca fue suficiente. Ahora que no me siento apta para enfrentarme es cuando hago una pausa, cuando prometo que la próxima vez que escriba va a ser el día que lo crea necesario, como era antes de ser leída. Hoy no quiero resucitar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario