sábado, junio 22

Para vos, yo. Para mí, vos.

Se dice que el destino une a dos personas para convertirlas en seres inseparables, esenciales para el otro, vitales a tal punto de generar paz en sus vidas con el simple hecho de su presencia. Una charla, un abrazo, un beso, un momento compartido, llena a estas personas de tranquilidad y satisfacción, incluso hasta no necesitar nada más que al otro. El mundo se detiene, el viento no sopla y el reloj no corre, no importan los alrededores, no importan los problemas, ni las personas ajenas a ellos, sólo les importa ver al otro a los ojos  y decir con la mirada: "te prometo que vas a tenerme con vos el resto de tu vida". Se cumple, no por una simple promesa, sino por ese lazo tan fuerte e incontrolable que los une, aunque discutan, aunque se odien, aunque traten de reemplazarse y borrarse de sus vidas, su código siempre es el mismo: Para vos, yo.  Para mí, vos.

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