martes, enero 8

Armar momentos, picar recuerdos.


¿Arriesgarías todo por un trago más?
¿Venderías tu alma al diablo por armar un poco más?
Fue solo una dosis pero aun estás rehabilitandote, 
y yo hoy lucho con recuerdos ebrios, problemas sobrios, y una memoria un poco delincuente.

Así estoy, arrancando cada domingo de mi almanaque,
juzgando cada noche libre de alcohol,
subastando en plena calle cada beso, cada abrazo,
todo eso y mucho más para conseguir superarte, superarnos.

Porque el olvido es una utopía,
el secreto está en recordar sin llorar,
picar tristeza, aspirar alegría,
armar furia y fumar armonía.

Era hora de hacer algo bien enfermo,
vender cada momento, rifar cada encuentro,
borrar cada recuerdo y apagar nuestro infierno,
porque así estás mejor, aunque no quieras verlo.

Me hallo perdiendo el norte,
desconozco por donde se pone y donde sale el sol,
simplemente encuentro niebla, oscuridad, desilusión,
amargura, viento y un proyecto de corazón.

Juego con fuego y sin embargo no me quemo,
ardo lento, suspiro en el infierno.
Quizá si persevero podré triunfar,
pero yendo al caso, diviendo no lograrás reinar.

Y aquí estamos, rindiendonos como idiotas,
fingiendo que todo lo dicho no eran sentimientos, sino palabras huecas,
aunque juntas y en un orden correcto
pueden apaciguar las cosas o arruinar el momento.

¿Que la falsedad abunda en nuestros alrededores? sí,
pero no todo orgasmo es fingido, no toda sonrisa es forzada
así que no te confundas,
que lo único que juega en nuestra contra, somos nosotros mismos.

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