lunes, enero 7

Corazón de piedra.

El acto consiguiente a perder a alguien que amamos siempre termina siendo el arrepentimiento. Cuando la pérdida es a causa de una pelea que nosotros empezamos, al terminar... no termina siendo como esperábamos y solo trae dolor, nos cuestionamos el por qué, ¿por qué se lo dije? ¿por qué exageré? ¿por qué no me guardé las cosas que pensaba tan solo por miedo a perderlo? pero estamos equivocados, a la hora de discutir con alguien orgulloso es muy probable que no admita ni reconozca su error y todo finalice en pensar que vos estás loca, que delirás y que todo es producto de tu imaginación, empezás a odiarte. Damos por perdida a esa persona aún sabiendo que pasamos situaciones similares y PEORES pero siempre hubo una reconciliación, es mejor no dejarse llevar ni especular, eso lo sabemos bien, pero vivir con el temor de no saber qué va a pasar no es bueno, la espera mata y termina por llevarse todo lo bueno y esperanzador que hay en nosotros mismos, se lleva nuestra fe. Después de esperar por algo que sabemos que nunca va a pasar, nos volvemos nostálgicos... la llegada inexistente de esa persona, la reconciliación que nunca vino a nosotros, el rencor, los remordimientos, los recuerdos, el álbum de fotos con recuerdos de lo vivido con esa persona que todas las noches imaginamos en nuestra mente antes de dormirnos, todo nos va destruyendo un poco más, nos enfría y termina por dejarnos una montaña rusa emocional. Pasan los meses y un día, de repente, sin aviso previo, él vuelve, la historia se repite pero siempre tiene un mismo final: un corazón de piedra.

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